Aviación Rusa
Los ataques con punteros láser amenazan a la aviación rusa
Publicado
Hace 13 añoson
Los punteros láser se han convertido en la nueva amenaza para la aviación enRusia: la proliferación de aficionados a apuntar a las aeronaves con esos artilugios ha disparado las alarmas y los llamamientos a aplicar severas sanciones contra quienes ponen en riesgo la seguridad aérea.
“A las 02.04 hora de Moscú (22.04 GMT del lunes), cuando un avión de pasajeros Tu-204 procedente de Estambul se disponía a aterrizar, la tripulación detectó en la cabina en dos ocasiones un rayo de luz verde procedente de tierra”, indicó hoy Rosaviatsia, el comité estatal ruso de aviación civil.
Cuatro minutos después, el capitán de un Boeing 737 que se disponía a tomar tierra en el aeropuerto moscovita de Vnúkovo, el mismo donde se había producido el anterior incidente, informó a la torre de control de que había sido víctima de un “ataque” con un láser verde. Las dos aeronaves consiguieron aterrizar sin problema, precisó a la agencia Interfax un portavoz de Rosaviatsia, organismo que en lo que va de año ha registrado una treintena de intentos de cegar con punteros láser a los pilotos de aviones de pasajeros.
Según las autoridades, el mayor número de “ataques con láser” se ha producido en las proximidades de los aeropuertos moscovitas de Sheremetievo y Vnúkovo, además de varios aeródromos de la región de Rostov, en el sur del país. El jefe de la policía de Rostov, Alexéi Lapin, ha pedido “medidas urgentes” contra los gamberros pertrechados con punteros láser, ya que “representan una amenaza para la seguridad de los vuelos y las vidas de cientos de pasajeros”.
Lapin solicitó a la Duma del Estado (Cámara de Diputados de Rusia) que prohíba la venta de láseres de gran potencia. Hace unos días, la Duma recibió para su tramitación un proyecto de ley que establece multas y penas de hasta 10 años de prisión contra quienes resulten culpables de actos de gamberrismo que afecten a la seguridad del transporte aéreo.
“Hay cierta clase de personas que no piensa en la posibles consecuencias de sus actos. Y las numerosas publicaciones en los medios informativos son para ellos un estímulo para actuar”, dijo el jefe policial, que calificó de “epidemia” los ataques con punteros láser contra los aviones de pasajeros.
Sin esperar medidas en el ámbito federal, el jefe de la república de Chechenia, Ramzán Kadírov, ordenó la víspera retirar de la venta los punteros láser, después de que el domingo fuera detenido un chico que trató de cegar con uno de esos artefactos al piloto de un avión que aterrizaba en Grozni, la capital chechena.
“Advierto oficialmente de que el castigo será severo. No se aceptarán explicaciones de que los padres no saben qué hacen sus hijos. No hay diferencia en la forma de poner en peligro la vida de los pasajeros: con un disparo de fusil o apuntando con un láser”, dijo Kadírov.
Por su parte, el ministro chechén del Interior, Alú Aljánov, indicó que el menor detenido fue puesto en libertad, tras recibir una fuerte reprimenda.
“Este tipo de gamberrismo puede provocar una tragedia”, aseguró Aljánov, que comparó la peligrosidad de esas acciones con la de un acto terrorista.
El comercio ruso ofrece a precios más que asequibles punteros láser de todo tipo y de potencias que van desde 5 a 1.000 milivatios, estos últimos considerados extremadamente peligrosos en algunos países y no aptos para la venta al público en general.
“Además del deslumbramiento de los pilotos, el láser puede provocar el fallo momentáneo de los instrumentos ópticos que pueda tener el avión, como cámaras de aproximación”, declaró al canal de televisión Zvezdá el vicedecano de la facultad de Física y Energía del Instituto de Física Técnica de Moscú, Alexandr Rodin.
Sin embargo, el físico se pronunció contra medidas como la prohibición de la venta de los punteros láser, ya que, en su opinión, lo que debe sancionarse es su mal uso. “Todos tenemos en casa 220 voltios de electricidad, que si se desea se pueden usar para matar a alguien”, dijo Rodin, al argumentar su postura en contra de la prohibición y recalcar que “la sociedad debe tomar conciencia de que vive en un mundo tecnológicamente peligroso”.
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